terça-feira, outubro 23

Ruben Fontana entrevistado por Tipografia Montevideo

diáfana...
Tipografia Montevideo, um grupo de type designers uruguaios que começa a se organizar para melhor representar seu país e seus próprios trabalhos, capitaneado pelo professor e type designer Vicente Lamonaca, entrevistou e publicou recentemente em seu site Rubén Fontana. Algumas palavras e conceitos deste pensador me chamaram a atenção ao ponto de achar útil dividi-las com os leitores do Marginalia. segue a entrevista:

En tu artículo “De signos y siglos” (foroalfa) —entre otras cosas— equiparás el comportamiento de la tipografía en página con el papel y su función como soporte. ¿Cómo vinculás esta transparencia tipográfica con la idea de una tipografía que connota valores referentes a una cultura específica?
La idea de que la tipografía es un poco como el papel surge de la invisibilidad que adopta cuando funciona correctamente. Cuando la tipografía, su medida, el interlineado, el tamaño de la página, el papel y la puesta en página son armónicos, el común de la gente no repara en las partes, y lee como si fuera algo transparente, sólo se ocupa de comprender el contenido del mensaje. Obviamente es distinta la mirada de un especialista que está muy atento a ciertos detalles profesionales. Pero nosotros, los diseñadores, trabajamos para servir a la sociedad en su conjunto.Esta mirada se puede trasladar a una fuente «que connote valores referentes a una cultura específica», pues si está correctamente empleada para ese receptor, a él también le resultará diáfana.
Estamos, entonces, frente a la idea de que los valores de comunicación cultural que pudiera tener una tipografía —y no sólo los técnicos— también se tornan invisibles para el lector. Esto nos lleva a preguntarte: ¿la matriz cultural del diseñador de tipografías de texto es un ingrediente consciente —y por ello tal vez manejable— o es incosciente y por tanto ineludible?
Como todo en la vida, puede suceder de una u otra forma. Están los que en etapas tempranas son seducidos por la idea de tener una fuente propia para verla impresa y con eso se dan por satisfechos. Cuando ocurre esto, lo formal supera con creces lo conceptual y también lo utilitario. Pero con el correr del tiempo, seguramente la actitud formalista no alcanza o aburre, y el diseñador trata de tener argumentos que justifiquen el esfuerzo; es el momento en que se plantea el ¿para qué…? Dependerá de la profundidad de su pregunta y de la respuesta que se dé a sí mismo, que pueda saltar a la etapa del signo en «función de». Esta etapa es más difícil pero increíblemente más apasionante y es natural que aparezca después del entusiasmo inicial.
¿cómo entra en el diseño tipográfico la cultura a la cual pertenece el diseñador? ¿Es algo sólo idiomático?
Digamos que la cultura local es algo que surge de la profundidad de las vivencias, de la transpiración y del trabajo; por lo tanto no es una búsqueda, es una consecuencia. La preocupación por el idioma es fundamental, no olvidemos que la mayoría de las fuentes que utilizamos hoy en día fueron diseñadas para escribir otros idiomas, por ejemplo el inglés, el alemán, el francés, el italiano, etc. No hay un trabajo trascendente hecho por los españoles para el castellano y los latinoamericanos sufrimos esa carencia. Recién ahora tendremos la posibilidad de traducir los sonidos de nuestra lengua a la forma de las palabras que utilizamos.Para llegar a representar una cultura es necesario estar muy metido en lo regional, aunque esto en sí mismo no da garantía de resultados positivos. ¿Cuántas tipografías conocemos que representen a un lugar específico? La Garamond, al idioma francés; La Baskerville y la Gill, al inglés; la Bodoni, al italiano; la Helvética y la Univers, a lo suizo-alemán. Otra manera de leer este fenómeno es tomando momentos histórico–culturales, como lo gótico, lo cancilleresco, lo cursivo inglés, etc.Pero son muy pocas y el «diploma» que las acredita por lo general se lo otorga la historia, no la voluntad del individuo que hizo el diseño.
¿Creés que la historia encontrará elementos en el diseño tipográfico latinoamericano de hoy para recordar?
Antes de la imprenta ya existían los tipos móviles, pero hoy se recuerda el punto de partida de la imprenta y de la tipografía relacionándolo a Gutenberg, es decir que en la memoria ha prevalecido el momento en que todos los elementos coincidieron para que esa idea latente inicie su desarrollo. Lo anterior sería algo así como una metáfora de lo que sucede con la tipografía latinoamericana. Antes de la computadora ya se habían hecho diseños tipográficos en la región, diseños que no se materializaron por cuestiones tecnológicas pero que existieron. Sin dudar se tomarán los inicios en el año ‘87 como el momento en que nuestro subcontinente despega en la disciplina: básicamente porque desde ese momento las propuestas se pueden materializar a través de los programas de diseño, que acompañan la masificación de la computadora. En ese sentido, estos primeros años de nuestro ingreso al diseño de fuentes tipográficas no pasarán desapercibidos para la historia. Es posible que queden registros de los trabajos iniciales, de lo raro, de lo audaz, pero será definitivamente el momento en que quedará testimonio del hecho histórico en sí mismo. Y no hay que temerle al absurdo, porque en estos veinte años ya surgieron trabajos relevantes e inclusive reconocidos en todo el mundo. Eso, en sí mismo, ¿no es histórico?

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